HAMBRE EMOCIONAL ¿Cómo tener una relación menos conflictiva con la comida?

¿SIENTES HAMBRE TODO EL TIEMPO?

Si estás pasando por periodos de estrés o ansiedad, es difícil distinguir si lo que sientes es hambre física o emocional.

Este es un problema que le pasa a miles de personas en todo el mundo y que se ha venido agravando durante el paso de la pandemia por el COVID-19; el distanciamiento social, la incertidumbre y todos aspectos preocupantes que están fuera de nuestro control, han sido motivo para experimentar emociones negativas, que nos lleven a llenarnos de comida con la intención de sentirnos mejor, o incluso, si la emoción es de felicidad o euforia, puede ser pretexto para caer en excesos.

Y es que, pareciera que la comida toma un papel similar al que tiene el consumo de drogas en la sociedad. De acuerdo a SciELO.ORG “el consumo de comidas gustosas, especialmente dulces, liberan grandes cantidades de opioides endógenos” ya que al parecer “las conductas naturales (comer) y las drogas de adicción probablemente comparten los mismos sistemas neurales”; incluso, en pruebas que hicieron en ratones, la “adicción” al azúcar mostró etapas similares a las que se presentan en la adicción a otras drogas, como la del “atracón” cuando se restringe el horario o disponibilidad del alimento dulce, aumento del consumo, cambios en la conducta, liberación de dopamina, dependencia, síndrome de abstinencia, e incremento de deseo por el azúcar.

De acuerdo a la autora del libro ¿Por qué no puedo parar de comer? la psicóloga Karolina Lama “la comida se convierte en un refugio, en un rescate, en un verdadero ansiolítico”. Y plantea el hecho de que “somos víctimas de un sistema que nos hace querer ser más flacxs, pero nos incita a consumir” lo que lleva a miles de personas a tener trastornos de la conducta alimentaria, dietas excesivas y un comportamiento negativo hacia sí mismos. Incluso, comenta “En los momentos críticos de la vida, la comida aparece como un instrumento de gestión emocional. Nos ayuda a calmar las emociones y a la vez nos ayuda a evadir”.

 

IDENTIFICA TUS EMOCIONES

Por lo tanto, antes de ir en automático a ver qué hay en el refrigerador, es importante identificar y nombrar nuestras emociones, esto nos va a ayudar a detenernos y pensar, si lo que estamos sintiendo es hambre física o emocional y la nutrióloga María Isabel Flores Galicia, de la Clínica de Nutrición IBERO, las explica de la siguiente manera:

Hambre emocional:

  • Se presenta de manera espontánea y urgente.
  • Se acompaña de emociones intensas como estrés y ansiedad.
  • Difícil parar de comer, aun cuando ya te sientes lleno.
  • Pensamiento obsesivo con algún alimento en específico.
  • Sentimiento de culpa después de haber comido.

Hambre física:

  • Se presenta de manera gradual.
  • Se acompaña de señales físicas como sonidos estomacales, baja energía, dificultad para concentrarte.
  • Capacidad de parar cuando ya estás satisfecho.
  • No se busca un alimento en específico, se puede satisfacer con muchas opciones.
  • No se acompaña con sentimientos de culpa.

 

SI TU TAMBIÉN SUFRES DE HAMBRE EMOCIONAL, ESTO TE PUEDE AYUDAR.

A continuación, te dejamos algunas estrategias que los expertos recomiendan, quizás te pueden ayudar a darle la vuelta al hambre emocional:

 

  1. Ponte horarios. Si tienes horarios para comer, evitarás hacerlo de forma descontrolada y te vas a parar a la cocina a la hora que te toca. Será mejor si planeas tus colaciones saludables y así no tendrás pretexto de comer lo primero que se te atraviese.
  2. No comas frente a la computadora o televisión. Esto hace que no pongas atención en lo que estás comiendo y generalmente hace que comas más de lo que necesitas.
  3. No te pongas dietas tan estrictas. Busca un balance, si vas a comer snacks, elige los más saludables, limita y controla la cantidad que comes por día. Tampoco tengas un plan riguroso, ya que te puede generar ansiedad y puedes terminar el día con un atracón.
  4. Cuida tu entorno. Ten a la mano snacks saludables (ejem: chocolate amargo, frutas, pistaches…) que te quiten las ganas de comer dulce o salado, pero que sean ricos y tengan nutrientes esenciales.
  5. Toma consciencia de lo que comes. Detente a disfrutar lo que estás comiendo, el olor, sabor, textura, siéntate a la mesa, eso evitará que comas rápido sin pensar y demore en llegar la sensación de saciedad.
  6. Cuando hagas las compras, ve sin hambre y elige alimentos saludables y variados, trata de tener un plan de lo que vas a cocinar, para que todos tus ingredientes tengan un destino y evites desperdiciar comida por no tener lo necesario y puedas terminar comiendo en la calle.
  7. Aprende sobre nutrición: Hay muchos alimentos que creemos que son saludables y no lo son, acércate a los profesionales y pregúntales.

 

www.centropsicologiaymentemalaga.es

http://scielo.org.mx/

www.ibero.mx

 

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